A mediados del siglo XX, el centro artístico internacional se trasladó de París —ciudad que hasta entonces había actuado como eje cultural hegemónico— a los Estados Unidos. Los antecedentes de este desplazamiento están en la Segunda Guerra Mundial, y en especial, en la ocupación nazi de la capital francesa, cuya inminencia (ocurrió en 1940) causó que numerosos artistas e intelectuales que habían sido protagonista de la efervescencia cultural parisina emigraran a los Estado Unidos. André Breton, Max Ernst y André Masson estaban dentro de este grupo que fue acogido con admiración dentro de los círculos artísticos estadounidenses. La coleccionista Peggy Guggenheim formó parte del grupo de intelectuales y afectos al arte que recibieron con entusiasmo a los artistas europeos, consciente de la relevancia que estos habían tenido en el establecimiento de los lenguajes de vanguardia. Cabe recordar que la implantación del régimen nazi en Alemania ya había producido en la década anterior la emigración de numerosos intelectuales a América, entre ellos aquellos asociados a la Bauhaus, como los arquitectos Walter Gropius y Mies van der Rohe, y los artistas Josef Alberts y Laszlo Moholy-Nagy.
Estos artistas tendrán una notable influencia en la escena artística norteamericana y es innegable su contribución a la conversión de los Estados Unidos, y la ciudad de Nueva York, en el nuevo centro hegemónico del arte occidental. Los surrealistas y en especial André Mason, por ejemplo, serán inspiración para Pollock, gestor del primer gran movimiento moderno americano. Por su parte, Josef Albers dejará una impronta determinante con el proyecto educativo del Black Mountain College, donde estudiarían Robert Rauschemberg, Cy Twombly y Donald Judd, entre otros.
La historia de la modernidad tardía y el desarrollo ulterior del arte contemporáneo no pueden ser entendidos sin abordar este desplazamiento histórico, cuyo devenir trastocó la noción misma del arte Tanto sus antecedentes, como el núcleo de su instauración, y los movimientos que surgieron y siguen teniendo lugar en este epicentro, constituyen parte fundamental del devenir de la cultura hasta nuestros días. Su estudio es un tema ineludible para todo aquel que quiera comprender y asimilar las corrientes estéticas de nuestro tiempo.
Katherine Chacón
Crítica y curadora de arte